viernes, 7 de marzo de 2008

A MI PADRE, CASTOR


Cuenta una leyenda, que de vez en cuando, Dios les regala a sus ángeles unas vacaciones. Los disfraza de personas, y los envía, con sus alas bien escondidas, a que disfruten de una vida ayudándo a vivir a los demás.
Puedo sentirme afortunada, yo he compartido mi vida con uno de esos ángeles.
Me guió durante mis preimeros años. Me llevó con él de la mano a donde nadie más quiso acompañarme; compartió la mayoria de mis juegos, cuándo nadie mas quería jugar conmigo; lloró parte de mis lágrimas para aliviar mis pesares; me enseñó todo aquello que solo el amor muestra, y como sólo un ángel haría, entregando su corazón.
Ahora Dios se lo ha llevado de mi lado,ya hace un año; y se lo llevó sólo para que no sufriera, y por eso lo acepto con una sonrisa. Ya cambio nos entregó un nuevo ángel, para aliviar nuestro dolor: su nieto.
Aquellos que le conocisteis, que fuisteis muchos sabeis que fue un gran hombre, un padre excepcional , y un leal ángel al servicio de Dios.
Hasta siempre papá, siempre estarás en nuestro corazón.

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