MADRE
No te pierdas en el tiempo, Madre
sumérgete en la humedad de un verso
que haga saber al viento el poder de tu mirada;
vibra de nuevo con la sinfonía del violoncelo
que teje esperanzas con mil ovillos de lágrimas.
No te pierdas en el tiempo, Madre
agárrate a los brazos de la luna
que te dirá al oído todo aquello callado por el sol;
aprende un poco más de esas viejas notas
que siguen recorriendo el mundo con tu voz.
No te pierdas en el tiempo, Madre
búscame en la memoria infatigable de la flor
que conserva, celosa, para el mundo
nuestro secreto, amo y guardián de la ilusión
que navega, sin dejar el horizonte, hacia un océano de amor.
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