domingo, 6 de abril de 2008

VIEJAS CARTAS...

Hace mucho tiempo que debí haberte escrito esta carta. En este momento ya no sirve de nada. No puedes leerla. Ni tan siquiera podrías sostener el papel con las manos.

Esta mañana he ido a verte. Cuando llegué a la puerta de tu habitación ,estaba entreabierta, y te estuve observando durante unos segundos. Igual que un niño, te esforzabas en llevarte la taza de café a la boca sin derramar nada. Nunca, en toda mi vida, había sentido tanta impotencia.

Cuando yo era niña, los recuerdos mas dulces siempre fueron en tu compañía. Nunca me separaba de tí. Y ahora...hace ya tanto que no nos acercamos...

Recuerdas como me enseñaste a bailar? Ponías mis pies encima de los tuyos, y me hacías girar abrazada a tu cintura, por toda la habitación, al son de la música. Tú te reías, y yo te abrazaba aún más fuerte.

Cuando tenía miedo me escondía en el armario de tu ropa. El olor me hacía sentir segura. Si tenía frio me envolvía en la vieja bata marrón. Te acuerdas de la bata marrón ? Era del abuelo. Tú la llevabas simpre puesta cuando apretaba el frío, y cuando no estabas, yo me la ponía jugando a ser tú. La iba arrastrando por toda la casa, tropezando de cuando en cuando, y con tu vieja pipa en la boca. Aun guardo alguna foto de las que mamá me hacía cuando me sorprendía así.

De tí aprendí tantas cosas... El otro día, rebuscando en el desván de casa, encontré el primer libro de poesía que me regalaste: "Las aventuras de Coleta la Poeta". Yo tendría unos 6 años. Apartir de ese momento escogiste con todo cuidado cada lectura que ponías en mis manos. Y con eso me facilitaste también una infancia feliz, pero en mundos fantasticos, diferentes al mundo del resto de los niños.

Durante años, cuando no estaba en el colegio, o estaba leyendo, o estaba contigo.

Y de pronto, un día, descubrí que existían cosas fuera de las hojas de mis libros, y que también me gustaban. Y empezé a explorar.

Poco a poco me fui alejando de tí. Te enfadaste. Te enfadaste tanto, que ya no quisiste bailar más conmigo, ni prestarme tu bata marrón cuando hacía frío en mi corazón.

Yo tenía 14 años.

Al mismo tiempo tu enfermedad se agravó. Tu caracter se volvió agrio y distante. Yo nunca lo entendí. Creí que me habías abandonado.

Ahora se que solo tenías miedo.

Y ahora, la que tiene miedo soy yo. Por tí y por mí. Por tenerte, por perderte. Por buscarte y no encontarte.

Y ahora... quieres volver a ser mi padre???

3 comentarios:

Indigo dijo...

besos,preciosa ^_^

Sirena Varada dijo...

Hola Alex:
He saltado por casualidad del blog de Pau al tuyo ¿y sabes? esta entrada me ha emocionado.
Me gustará volver por aquí.
Un beso

ZenyZero dijo...

Estoy seguro de que nunca dejó de serlo. ¿Es que se pueden borrar las palabras de un verso? Las que no están se intuyen y nunca pierde el sentido.

Y Dulce Chacón dijo "Siempre llega tarde el impulso de la huida" También huir así, del miedo. Tan tarde.
Pero el amor es cierto y permanece para que siga girando este mundo.

***

Hola. Llegué por Sirena, también, de casualidad. Me gusta.

Chuff!!